El mundo del boxeo está de luto. Este lunes 28 de julio se confirmó el fallecimiento de Alejandra “Locomotora” Oliveras a los 47 años, luego de permanecer internada en estado crítico durante dos semanas. La excampeona mundial y figura querida por el público argentino sufrió un ACV isquémico el pasado 14 de julio en su casa de Santo Tomé, Santa Fe. A pesar de los esfuerzos médicos, su cuerpo no resistió, según recientes informes de prensa en Argentina.
La noticia conmovió a fanáticos, colegas y seguidores que durante días estuvieron atentos a su evolución. En redes sociales, las muestras de cariño no se hicieron esperar. “Gracias por tanto, campeona”, “Fuiste una guerrera hasta el final” y “Siempre vas a estar presente en cada guante, cada esquina del ring” fueron algunos de los mensajes que inundaron X (antes Twitter), Instagram y TikTok apenas se confirmó su muerte.
Una guerrera de alma
Alejandra no solo fue una estrella del deporte, también fue una sobreviviente. Nacida en El Carmen, Jujuy, y criada en Córdoba, tuvo una infancia muy difícil: fue madre adolescente a los 14 años y atravesó situaciones de violencia que marcaron su carácter combativo. El boxeo no solo fue su pasión, sino su salvación.
Conocida por su fuerza física y su corazón inquebrantable, la “Locomotora” logró lo que muy pocas mujeres en el deporte: conquistar seis títulos mundiales en distintas categorías. Desde su debut profesional en 2005, fue ganándose un lugar entre las grandes con victorias memorables, incluyendo su legendaria pelea en Tijuana, México, donde noqueó a Jackie Nava y escribió una página dorada para el boxeo argentino.
Su récord fue impresionante: 33 victorias (16 por nocaut), 3 derrotas y 2 empates. Pero más allá de los números, lo que la hizo inolvidable fue su estilo frontal, su energía arrolladora y su conexión con la gente.
¿Qué es un ACV isquémico?
Un accidente cerebrovascular isquémico se produce cuando el suministro de sangre que va a partes del cerebro se obstruye o reduce. Esto evita que el tejido del cerebro reciba oxígeno y nutrientes. Las neuronas cerebrales comienzan a morir en minutos, según reseña en su página The Mayo Clinic.
Mucho más que una boxeadora
Alejandra ‘Locomotora’ Oliveras Fabian Marelli/Newscom/MEGA
Después de colgar los guantes, Oliveras se reinventó. Fue influencer, entrenadora y referente social. En su gimnasio “Team Locomotora” de Santo Tomé ofrecía clases gratuitas y motivación para jóvenes en situación vulnerable. Durante la pandemia, lideró campañas solidarias y donaciones.
Su voz también se hizo oír en el ámbito político. En los últimos años había asumido cargos relacionados con el deporte y la seguridad, y recientemente había sido elegida como constituyente para redactar una nueva constitución provincial, aunque el ACV le impidió asumir el cargo.
Siempre auténtica, espontánea y apasionada, Alejandra decía que no había nada más valioso que “vivir con ganas”. Y ese lema lo aplicó hasta su último día.
El adiós de sus fans
El impacto de su muerte se sintió fuerte en las redes. Un video publicado por su sobrino en TikTok, que recopila momentos íntimos de su vida, se volvió viral en cuestión de horas. “Gracias por enseñarnos a pelear sin bajar los brazos”, escribió una fan. Otra usuaria agregó: “No fuiste solo campeona del mundo, fuiste campeona de la vida”.
El hashtag #LocomotoraEterna comenzó a circular entre fanáticos del boxeo, atletas, entrenadores y figuras del espectáculo. Muchos la recordaron no solo por sus títulos, sino por su compromiso con las causas sociales, su espíritu combativo y su corazón generoso.
Un legado que inspira
Alejandra Oliveras no fue una deportista más: fue un ícono. Una mujer que rompió estereotipos, que luchó contra todas las adversidades y que usó cada victoria como plataforma para empoderar a otras.
Hoy, el ring queda un poco más vacío, pero su legado seguirá dando pelea en cada rincón donde una mujer se anime a soñar en grande.